Autor: psicologoadh

CÓMO MEJORAR LA AUTOESTIMA EN LA FAMILIA

Las familias actuales estamos frecuentemente preocupadas por la autoestima de nuestros/as hijos/as. En la sobre-exigencia que tenemos como educadores/as, nos imponemos favorecer que todo vaya bien en la crianza y desarrollo de nuestras criaturas. Intentamos fomentar que tengan autonomía, sean inteligentes, buenos deportistas, con buena capacidad de concentración, que sepan resolver problemas, sociables….y un largo etcétera. Demasiado, ¿verdad?

Hoy queremos ayudaros a simplificar, si queremos centrarnos en el factor de protección más importante para que sean adultos/as sanos/as emocionalmente, centrémonos en que tengan UNA AUTOESTIMA SANA. Tener una valoración de nosotros/as mismos/as equilibrada y sana nos va a proteger de muchos factores de riesgo en la adolescencia y la vida adulta (problemas con las redes sociales, con el consumo de sustancias y otras conductas de riesgo, la satisfacción con nuestro cuerpo, estudios y trabajo….) Por eso es muy importante que nuestra energía como progenitores se centre en ella.

Pero, a todo esto… ¿Qué es la autoestima? A lo largo de nuestro desarrollo vamos generando una imagen mental de nosotros/as mismos/as. Podemos llamar a esto, AUTOCONCEPTO. Son pensamientos, imágenes, sensaciones de cómo somos: nuestra imagen física, nuestras habilidades para relacionarnos, nuestra capacidad intelectual, nuestra capacidad de sufrimiento, etc. La autoestima es la percepción subjetiva o valoración que hacemos de ese autoconcepto. Por ejemplo, un niño puede tener el concepto de sí mismo de que es algo introvertido o “tímido”, porque ha recibido ese feedback de otras personas, familia, conocidos, otros/as niños/as (las verbalizaciones sobre nosotros/as son la principal fuente de información para formar nuestra autoestima). Esta “etiqueta” formaría parte de su autoconcepto, pero luego puede tener una valoración serena de esta característica, como “ser tímido es bueno porque te evita algunos problemas” o por el contrario teñir esta etiqueta de negativo “ser tímido es algo malo, los demás no te aceptan…”. Esta valoración positiva o negativa es realmente la autoestima.

La autoestima es la percepción subjetiva o valoración que hacemos del autoconcepto.

La autoestima se va enriqueciendo rápidamente durante la infancia y adolescencia, a partir de la juventud o inicio de vida adulta se consolida, se estabiliza. Aunque puede ir variando a lo largo de toda la vida, según las experiencias que vamos viviendo y la estructura cognitiva que tengamos previamente. Por eso la importancia de los primeros años de vida en la formación de la autoestima. Volviendo a nuestro ejemplo anterior, este niño que se valoraba como tímido y no le gustaba nada esta característica de sí mismo, seguramente al enfrentarse a situaciones sociales tienda a tener experiencias menos satisfactorias ya que parte de esa estructura de pensamiento. Por eso la autoestima determina tanto nuestro comportamiento y tiende a ir buscando pruebas a favor de que soy “tímido”.

Necesitamos una autoestima con unos pilares firmes, es decir con algunas características de nosotros/as mismos/as que valoremos como positivas, es decir, tener claras nuestras potencialidades. También es necesario ser conscientes de algunas debilidades, aceptarlas, y apoyándonos en nuestros pilares (potencialidades) ser capaces de mejorarlas, si nos apetece.

Siguiendo con la comparación arquitectónica; los cimientos básicos que podemos construir las familias y educadores para sostener estos pilares de la autoestima son:

Las familias podemos potenciar en nuestros/as hijos/as este cimiento («soy digno de que me quieran»)::

  1. Demostrándole afecto tanto verbalmente como a través del contacto físico. La autoestima física, que tantos problemas nos da en la adolescencia, comienza a fortalecerse desde los besos y caricias que damos al bebé y les decimos que nos gustan sus pies, sus bracitos…
  2. Dedicándoles tiempo de calidad. En el que tengan atención exclusiva, se sientan mirados por cómo son. “Mi madre juega conmigo sin distracciones y se lo pasa bien porque soy divertido”.
  3. Estima incondicional: haga lo que haga, obtenga los resultados que tenga, siempre podrá contar con sus progenitores.
  4. Que sienta que es singular y especial. Es bueno destacarle sus cualidades de vez en cuando en privado.
  5. Elogiarlo de manera concreta: «Me gusta mucho los colores que has utilizado y cómo lo has sombreado» mejor que decir elogios globales «Qué bonito tu dibujo».
  6. Expresarles emociones positivas que ellos nos despiertan sin PEROS «!Que guapo eres¡ PERO si te cortaras el pelo» «!Que listo eres¡, PERO si no fueras tan vago» La segunda parte de la frase estropea la primera.
  7. Expresar emociones negativas de forma adecuada, es decir, ser descriptivo en cuanto al comportamiento y proponer alternativas. No ayuda decir: «Esto es un desastre, eres un vago, yo no te entiendo, no me esperaba esto de ti». Pero sí el decirlo de esta manera: «Tus notas son verdaderamente malas, estoy muy enfadada, debemos buscar una solución».

En general, las familias actuales cubrimos muy bien esta parte afectiva y de refuerzo de capacidades, sin embargo, vemos que nos cuesta más el segundo cimiento. Vamos a describirlo.

No sólo hay que decirle a nuestro/a hijo/a que es muy guapo/a y le queremos mucho, para subirle la autoestima, tenemos que desarrollar en ellos/as una seguridad personal que se base en una confianza en sí mismo, que sepa que es una persona competente y capaz. Si no su autoestima es de «cartón piedra» que a la menor dificultad se rompe.

Tenemos que desarrollar en ellos/as una seguridad personal que se base en una confianza en sí mismo.

Para fortalecer la autoestima de nuestros/as hijos/as, en el segundo cimiento «Soy capaz y competente», las familias podemos aportar mucho:

  1. Organizar sus actividades de manera que tengan más oportunidades de finalizarlas orgulloso/a de lo que ha hecho. Es mejor fraccionar la actividad en pasos más pequeños, ya que cuando el/la niño/a se ve inmerso en una actividad complicada, suele abandonar. Como por ejemplo, que recoja todo el cuarto, sin proporcionarle pistas sobre los pasos a seguir.
  2. No darle todo hecho, darle responsabilidades acorde a su edad.
  3. Darle varias opciones para que él pueda elegir. «Ahora te lavas, ¿que prefieres ducharte o bañarte?» Darle oportunidades de elección en cuestiones personales tales como su ropa, sus juguetes… según su nivel de desarrollo. “Hoy te toca colocar tu armario, ¿cuando te viene mejor a lo largo del día?
  4. Ayudarle a ver las consecuencias de su comportamiento. Sin juzgar. “¿Por qué crees que se ha roto el juguete? ¿Podías haberlo cuidado mejor? ¡Qué pena que te quedes sin él con lo que te gustaba! ¿Cómo podrías repararlo?
  5. Que tome conscientemente sus decisiones, sopesando distintas posibilidades, prever consecuencias, elegir con relación a una escala de valores. “Entiendo que quieras dejar los deberes para el domingo por la noche porque ahora te da pereza, ¿qué pasará si el domingo por la noche también te da pereza? A ti te gusta llevar los deberes bien hechos, ¿Qué crees que es mejor para ti?”
  6. Enseñarle mejores métodos de resolver los problemas. Si al niño se le plantea un problema, no ofrecerle consejo de manera inmediata. Pues, aunque a corto plazo resulta más cómodo, a largo plazo es mejor que él adquiera una sensación de poder resolver sus problemas. En el ejemplo anterior, a partir de cierta edad (8-9 años), permitirle que lleve a cabo su decisión aunque no sea la que nosotros hubiéramos elegido. También permitirle que reviertan en él las consecuencias, claro. Es decir, no ponernos a ayudarle con los deberes el domingo a las 10 de la noche porque ha elegido esa opción. Decirle “no pasa nada haz lo que puedas, tendrás tus consecuencias por no llevar los deberes y el próximo fin de semana lo verás de otra manera, todos aprendemos”
  7. Mostrarle cómo comportarse cuando está angustiado, de manera que no pierda el control de sí mismo, ayudarle a controlar sus emociones de rabia, frustración, miedo, aceptar sus sentimientos. En lugar de “No me grites” cambiarlo por “No me gusta cómo me están hablando, creo que estás muy enfadada, cuando se te pase un poco me lo cuentas bien” Entender que tengan emociones intensas, pero no permitir que influyan negativamente en los otros.
  8. Entrenar al niño en cómo puede influir en los demás de manera positiva, es decir saber cómo tratar a los demás (esperar su turno, no interrumpir, hacer que los demás no se sientan incómodos…). Empatizar con los sentimientos de los demás y saber cómo respetarlos, nos ayuda a sentirnos bien con nosotros/as mismos/as.
  9. Ayudarles a establecer límites para él/ella y para los/as demás. Poner límites no es sólo poner normas, es saber decir que no cuando algo no nos es favorable. Si no somos capaces de establecer límites o espacios diferenciados como adultos, pareja, etc en el futuro ellos/as tampoco sabrán poner sus propios límites en las relaciones con los/as demás. La tolerancia a la frustración, es decir “quiero algo, pero no lo puedo conseguir ahora”, es una de las habilidades más útiles para generar una sana autoestima: “quiero tener un cuerpo como ese chico del video de TikTok, pero igual no lo consigo nunca” Lo encajaré mejor y pondré en marcha estrategias para relativizar su importancia, si no me desborda la frustración en ese momento.
  10. Que se enfrenten a cuestiones de su exclusiva responsabilidad. Ej. Ir a comprar el pan, ir solo/a al colegio o al menos una parte del trayecto, prepararse su mochila (desde 1º de infantil pueden hacerlo, tienen capacidad de ir pensando que llevan en la mochila y revisarlo, aunque nos veamos en 2º de ESO revisándoles la mochila por miedo a que se vean sin algo importante y lo pasen mal. Les dejamos a veces, poco recorrido en sus conductas para que se sientan orgullosos/as de cuidarse solos/as.

Esperamos haberos invitado a reflexionar sobre lo que estamos invirtiendo a favor y en contra de la autoestima sana de nuestros/as hijos/as. Si te interesa este tema o quieres preguntarnos alguna duda, te invitamos a que comentes en nuestras redes sociales o te pongas en contacto con nosotros/as para ver tu necesidad más personal.

¿POR QUÉ NO LOGRO MIS MARAVILLOSOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO?

Si, reconozcámoslo. Todos en algún momento de nuestra vida al empezar un nuevo año nos hemos hecho los famosos propósitos de año nuevo. Desde los comunes como ir al gimnasio, empezar una dieta o dejar el tabaco hasta los más personalizados como cambiar de trabajo, hacer un gran viaje o ser más ordenado. Y si, reconozcámoslo, todos hemos fracasado en la mayoría de ellos.

Entonces ¿es mejor no hacerse estos propósitos de año nuevo y renunciar a nuestras metas? Tranquilos, desde aquí queremos daros algún aporte para evitar caer en los errores más comunes a la hora de afrontar estos nuevos retos.

Objetivos: ¿Cuántos, para cuándo y por cuánto tiempo?

Ya lo decía Queen, “lo quiero todo y lo quiero ahora”.

Pero… ¿es esto posible? Seamos sinceros, quiero perder peso, pero quiero el resultado ya. Quiero ser más ordenado y además que sea para siempre. Quiero dejar el tabaco sin estar preparado aún.

No nos pongamos unas expectativas tan altas. Elijamos un número adecuado de propósitos. Recordad que la vida no empieza el día 1 de enero de cada año. Los propósitos son planes y los planes los podemos hacer en cualquier momento. Vamos a ir consiguiendo algunos y añadiendo nuevos.

Los propósitos son planes y los planes los podemos hacer en cualquier momento.

Por eso elijamos un número de propósitos de año nuevo asequible (5 es una buena cantidad) que podamos ir viendo resultados tanto a corto como a medio plazo. Los primeros para que veamos que podemos con ello, los segundos para que apuntemos alto en nuestras metas. Y recuerda, tus objetivos son tuyos. Eres el dueño de definirlos cómo, cuándo e incluso de cambiarlos si no te convencen.

Objetivos de caballo ganador.

Caballo Ganador

Si no logro nada de lo que me propongo, puedo convertirme en mi peor enemigo. La autoestima de una persona se perfila por el modo en el que nos hablamos y es muy común hacerlo de una manera disfuncional cuando no alcanzamos lo que queremos.

Por eso como recomendación, es importante tener algún objetivo que será nuestro “caballo ganador”. Ese que seguro si o si consigamos. Pensemos en alguno de nuestros hobbies y establezcamos algo alcanzable con ellos. Me gusta tocar la guitarra y quiero aprenderme una nueva canción. Me apasiona leer, pero casi nunca tengo tiempo y quisiera leerme varios libros este año, pues… empecemos por poner como objetivo solo uno.

Es más fácil encontrar la motivación en el éxito. No obstante, será importante trabajar la autocompasión cuando las cosas se tuerzan, algo a lo que podremos dedicarle otro post.

Es más fácil encontrar la motivación en el éxito.

                     

Depende de ti lograrlo.

Grábate a fuego esto como si fuera un mantra. De nada sirve proponerse objetivos que para conseguirlos dependas de que otro agente externo te aporte algo y tampoco sirve de nada establecer metas que por tus circunstancias hagan que sea complicado alcanzarlas. No sirve de nada decir que vas a ir al gimnasio si no vas a tener tiempo, proponerte comer más saludable si siempre comes del menú de la empresa o por falta de tiempo vas a restaurantes de comida rápida, o si para hacer el gran viaje esperas que el dinero venga de que te toque la lotería.

                           

Depende de ti alcanzar ese objetivo y por tanto tú eres el que debe planificar cómo lograrlo. El error que se suele cometer es que nos quedamos en plantearnos el propósito de año nuevo, pero esperamos que se vaya cumpliendo solo. Coge papel y lápiz, organiza, mira que elementos pueden perjudicarte para poder evitarlos y enfoca la planificación en ayudarte a conseguir lo que te propones.

                           

¿Fuerza de voluntad? Mejor hablar de motivación.

Motivación 

Es muy fácil decir que me falta fuerza de voluntad o que me ha fallado la fuerza de voluntad sin realmente tener ni ideade a qué nos podemos referir con esto.

Para que nos entendamos con el ejemplo del propósito de año nuevo más común, hacer una dieta. Llegamos un día a casa muy tarde del trabajo donde apenas he tenido tiempo ni de parar a comer y además ha sido un día de mucho estrés. No nos apetece hacer la cena que nos tocaría ese día y nos encontramos que además hay restos de la pizza que se ha pedido mi hijo con sus amigos. Terminamos comiendo de la pizza alegando que nos ha fallado la fuerza de voluntad.

Esto que parece fácil de entender en realidad proviene de lo que se ha llamado “agotamiento del egoy que en resumidas cuentas lo que dice es que un desgaste psíquico al tratar de controlar emociones o impulsos puede agotar nuestra energía y perjudica la capacidad de autorregularnos y perder nuestro autocontrol.

Pero ¿siempre es así? Marian del Álamo en su libro “¿Por qué como si no tengo hambre?” hace un apunte interesante de esto: “Solo si creemos que dependemos de ella (fuerza de voluntad) para hacer las cosas, es lógico depender de ella para siempre y creer que cuando no tengamos ganas es que ésta ha desaparecido o se ha agotado”.

                                                                                                                                                                                                                       

Así es fácil rendirse, pero si hablamos de motivación autónoma (no la controlada) la cosa cambia. Busca objetivos que tengan que ver con “Me gustaría” o “Quiero” y huye de los “Debería” o “Tengo que”.

Busca objetivos que tengan que ver con “Me gustaría” o “Quiero” y huye de los “Debería” o “Tengo que”.

Pero… ¿Y qué pasa si no los consigo? PUES NADA.

Hay infinidad de situaciones que escapan a nuestro control o a nuestros deseos. No alcanzar alguno o todos de nuestros propósitos de año nuevo no puede llevarnos a estados de ansiedad. Aprendamos a tolerar la frustración. Permitiros equivocaros, aprender de vuestros errores, escuchar vuestras emociones, como os sentís con lo que ha ocurrido, ver como algo normal no conseguir siempre lo que queríamos. Centraros en tratar de ver lo positivo del camino, aunque no hayáis alcanzado vuestro objetivo, no todo habrá sido malo. Y relajaros para encontrar la motivación suficiente de buscar nuevos retos. Y si lo necesitáis, como siempre, estamos aquí para ayudaros.

NORMALIZAR LA TERAPIA SEXUAL: ¿QUÉ ES Y POR QUÉ IMPORTA?

Antes de empezar… dos aspectos importantes:

  1. La sexualidad humana es bien distinta a la reproducción humana, aunque hay quien piensa que se hace de la misma manera.
  2. La parte más importante de nuestro cuerpo para disfrutar del sexo se sitúa por encima de los hombros.

Dicho esto… entonces ¿qué es un problema sexual? Bueno, esta es una cuestión nada fácil de resolver dado que no hay un criterio único. Los términos “normal” y “no normal” en sexualidad están cargados de valores y estos valores, presentes en la diversidad de grupos humanos, en las variables culturales, en los avances científicos y tecnológicos; cambian a gran velocidad, como tantas otras cosas en nuestra sociedad.

La parte más importante de nuestro cuerpo para disfrutar del sexo se sitúa por encima de los hombros.

En nuestro equipo consideramos que el criterio más adecuado para la consideración Problema – No Problema en el área sexual es la dimensión Satisfacción – No Satisfacción. Esto quiere decir que una persona tiene un problema sexual cuando sus relaciones, sus necesidades, sus deseos, en resumen, su vida sexual no es gratificante, no está satisfecha con ella. La infelicidad, el malestar, la insatisfacción serán la señal de alarma que nos debería mover a pedir ayuda profesional.

Esto se hace extensivo a la pareja porque el bienestar individual se hace más placentero si se comparte, de manera que nuestra propia satisfacción sexual se vería afectada negativamente por la ausencia de una gratificación similar en la persona con la que compartimos tantas otras cosas.

Vamos a tratar de exponer a continuación una rigurosa clasificación de los trastornos sexuales. Para ello trataremos de no usar tecnicismos innecesarios, y no haremos una descripción detallada de disfunciones y parafilias de nombres complicados y escasos casos reales.

  • Trastornos del deseo sexual: En este caso tenemos deseo sexual hipoactivo, es decir bajo deseo sexual y trastorno por aversión al sexo, cuando se rechaza cualquier contacto o cualquier actividad relacionada con el sexo.
  • Trastornos de la excitación sexual: Aquí podemos diferenciar entre el trastorno de la excitación sexual en la mujer, lo que antiguamente se llamaba frigidez y que consiste en la falta de respuesta adecuada ante un estímulo sexual y el Trastorno de la erección en el hombre, la mal llamada impotencia, que actualmente describimos como disfunción eréctil.
  • Trastornos del orgasmo: Que en el caso femenino se basa en la imposibilidad para conseguir el orgasmo y en el Trastorno orgásmico masculino tenemos, por ejemplo la eyaculación retardada, que se trata de un exceso de control involuntario sobre el reflejo eyaculatorio y la Eyaculación precoz, que es prácticamente lo contrario al anterior, es decir, la falta de control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio.
  • Trastornos sexuales por dolor: Aquí podemos hablar de Dispareunia o dolor en el coito por muy diversos motivos (muy frecuentemente por falta de lubricación) y del Vaginismo, que es la dificultad o imposibilidad de penetración por espasmo de los músculos vaginales que guardan la entrada.
  • También existen los trastornos sexuales debidos a una enfermedad médica y que van desde enfermedades neurológicas, como endocrinas, vasculares.. y que provocan algunos de los trastornos que hemos expuesto anteriormente.
  • Parafilias: Aquí englobamos distintos tipos como Exhibicionismo, Fetichismo, Frotteurismo, Pedofilia, Masoquismo sexual, Sadismo sexual, Fetichismo travestista, Voyeurismo…
  • Trastorno de la identidad sexual: que se puede dar en la niñez, en la adolescencia o en la vida adulta, cuando se experimenta un acusado malestar con la propia identidad sexual.

Una vez vista toda esta clasificación, ¿CÓMO SE REALIZA LA TERAPIA?

El terapeuta seguirá unos pasos que podrían resumirse en:

  • Crear una buena relación terapéutica: Hablar de nuestra sexualidad produce pudor y crea una situación tensa e incómoda. Un profesional con experiencia conseguirá que este momento de apuro se convierta en un momento de liberación, porque la persona se va a sentir comprendida, no juzgada y apoyada para el cambio.
  • Evaluar cuáles son los factores que originan y mantienen los problemas. Hacer un análisis exhaustivo de todas las variables que intervienen en el origen y en el mantenimiento del problema, formular hipótesis explicativas y someterlas a prueba hasta poder confirmarlas.
  • Explicación pedagógica de por qué ocurren y se mantienen los problemas. En un tema como el de la sexualidad humana todavía causa asombro la cantidad de desinformación que existe. Los mitos y las creencias erróneas están tan extendidos que una explicación profesional y adecuada a cada caso es muchas veces suficiente para lograr un gran avance en la resolución del problema.
  • Marcar unos objetivos a alcanzar mediante el tratamiento: De acuerdo con las características individuales, con los deseos personales y siempre de mutuo acuerdo terapeuta-paciente.
  • Diseñar un tratamiento adecuado a las necesidades y peculiaridades de cada persona tanto para resolver los problemas presentes como para realizar una labor de prevención sobre futuros problemas.
  • En la parte final, diseñar un programa de prevención de recaídas y de mantenimiento de los logros alcanzados en la terapia.

Si piensas que tu vida sexual no es satisfactoria, probablemente no lo sea. El paso del tiempo no va a solucionar las dudas ni el problema. Te mereces una oportunidad de cambio.

Y, como siempre, si necesitas aclaraciones o tienes preguntas, no dudes en contactar con nosotros.

¿POR QUÉ LOS DEMÁS PADRES Y MADRES EDUCAN MEJOR QUE YO?

Cuantas veces nos hemos hecho esta pregunta en nuestra labor de crianza y educación, principalmente en situaciones límite. Un ejemplo, ante una rabieta de nuestr@ hij@ en plena calle, nos pasa por la mente el pensamiento automático: “Todos están pensando que no me hago con él/ella. A l@s demás no les pasa. Debería saber qué hacer”.

Pues tranquilos que esto es un efecto psicológico de nuestro pensamiento que se llama sesgo de comparación y os vamos a contar algunas cosillas del mismo. Los sesgos cognitivos son un término psicológico que se refiere a los atajos mentales en nuestro pensamiento que nos llevan a percibir la realidad de forma distorsionada. La complejidad de nuestra mente y de nuestra percepción de la realidad genera algunos pensamientos automáticos, rápidos que, en algunas ocasiones no favorecen que optemos por la mejor solución posible, sino que nos dificultan el procesamiento de la información que recibimos ya que conllevan sentimientos negativos, de bloqueo, culpa, angustia… lo que viene siendo que nos sentimos mal por ello.

Para entendernos, en la situación “extrema” de rabieta de libro ante la puerta del colegio, el pensamiento más adaptativo sería algo así como “esto es una rabieta, es frecuente que pase con esta edad, voy a ser capaz de mantener yo la calma y pensar como la gestiono de la mejor manera posible para el niño”. Entonces, ¿por qué nuestra mente no suele generar este pensamiento? Porque ante la ansiedad que nos produce la situación es más fácil que tire por el atajo más rápido y utilice métodos no rigurosos de captación y análisis de la información para simplificar la toma de decisiones.

La ansiedad que nos produce la situación es más fácil que tire por el atajo más rápido y utilice métodos no rigurosos de captación y análisis de la información para simplificar la toma de decisiones.

El concepto de sesgo cognitivo fue introducido por los psicólogos israelíes Kahneman y Tversky en 1972. Cada segundo tu cerebro ejecuta millones de procesos mentales. La probabilidad de que algún sesgo cognitivo influya en tu comportamiento es alta, y, por cierto, ocurre con toda naturalidad. Desde entonces se han descrito unos 200 tipos de sesgos cognitivos. Pero hoy escogemos el sesgo de comparación y en especial cómo nos afecta a la labor como padres o madres. En futuras entradas del blog iremos abordando otros tipos de sesgos.

Observador

¿Por qué ocurre el sesgo de comparación concretamente? Los humanos somos seres sociales, por tanto, evaluamos nuestras propias opiniones, capacidades y habilidades comparándolas con las de los demás. Realmente es algo útil, nos permite aprender de las experiencias de los demás y nos da una referencia de comportamiento en situaciones de alta incertidumbre. Pensemos en otro ejemplo, llegamos a un lugar público muy concurrido y naturalmente tendemos a dirigirnos donde observamos que van los demás. Nos da una referencia y generalmente es el camino adecuado.

Sin embargo, en esta comparación continua, si aparece el sesgo o error de interpretación es habitual que salgamos mal parados. Por ejemplo, llego a un evento al que estaba inseguro sobre la forma de vestir y mi atención se va a dirigir inevitablemente a los que llevan un atuendo contrario al mío, aunque sean minoritarios, por lo que me voy a sentir más inseguro aún.

En la educación de l@s hij@s se suceden tantas situaciones de incertidumbre y necesidad de referencias que es muy frecuente que nos guiemos por la comparación.

“Si los demás padres le dejan tener móvil, yo también debo hacerlo”. En consulta suelo comprobar este sesgo frecuentemente. De la frase de los padres “Todos los de su clase ya tienen móvil, no se va a quedar él aislado”. Al análisis objetivo de la realidad con el adolescente: sólo sabe de unos cuantos que lo tienen, es capaz de decirme algunos nombres de los que no les dejan y de los demás, ni idea”.

Con frecuencia este sesgo nos lleva a tomar decisiones que tiempo después nos damos cuenta que pasaban por encima de criterios educativos o valores claros que teníamos como familia. Insisto en que está bien tener una referencia y un apoyo social en otras personas que están pasando por la misma situación. Pero es recomendable que nos tomemos el tiempo para analizar, lo más objetivamente posible los pensamientos que nos llevan a tomar las decisiones importantes. Igual que en la situación de la vestimenta en un evento, seguramente me estoy comparando de manera sesgada, buscando los ejemplos selectivamente. La clave puede ser: si esa comparación nos genera un sentimiento negativo (culpa, miedo, angustia, vergüenza..) es muy probable que la comparación esté sesgada.

Intentemos pensar de manera más analítica y objetiva, podemos tomarnos ese tiempo.

Busquemos criterios objetivos y razonados. En la labor educativa, es preferible guiarnos por algunos criterios propios y dar coherencia a las diferentes actuaciones a dudar excesivamente y perder la sensación de control de la situación.

Podemos proponerte el siguiente ejercicio: 1. Escribe el pensamiento tal y como pasa por tu cabeza. “Mi hija tarda mucho en hacer los deberes, sus amigas van a más extraescolares y siempre los llevan hechos quedándoles más tiempo libre” Podemos pararnos a dar nombre al sentimiento que nos genera: “Frustración, enfado, agobio”. 2. Después puedo hacerme las siguientes preguntas “¿Puedo probar que ese pensamiento es verdadero, tengo pruebas que TODOS sus amigos tienen más tiempo libre y son más rápidos haciendo los deberes?, ¿Puedo probar que es algo real y tengo que pararme a analizarlo para buscar solución?”. 3. Entonces buscaré soluciones. Se me puede ocurrir: Hablarlo abiertamente con las otras familias de referencia, hacer un registro más exhaustivo del tiempo que tarda mi hija en hacer deberes durante un periodo concreto y quizá la más útil: pedir opinión a su tutor/a si la ve despistada, lenta, excesivamente perfeccionista. Tendré algo más concreto y objetivo sobre lo que buscar soluciones o simplemente manejar mi preocupación personal con ese tema.

pensamiento adaptado

Intentar buscar referencias profesionales, suele ser la mejor opción. Tanto para evaluar objetivamente la situación de tu hija/o , como, si en tu papel como educador/a necesitas asesoramiento o analizar si tus sentimientos de inseguridad se deben a sesgos cognitivos. Los profesionales de la psicología podemos ayudarte a averiguarlo.

¿POR QUÉ LOS DEMÁS SON MÁS LISTOS QUE YO?

Pues si, ya que se han acabado las vacaciones y casi todos regresamos a nuestras tareas volvemos a la carga con un nuevo síndrome. Hace poco os hablábamos del síndrome postvacacional (perdón, llamémosle adaptación) y existe un síndrome que suele estar presente en casi todos los demás: el “Síndrome del Impostor”.

En su definición, el síndrome del impostor es un fenómeno psicológico por el que la persona cree que no es inteligente, capaz o creativa, a pesar de que las evidencias indican que es hábil, presenta un alto rendimiento y tiene éxito. Es sentirte como un impostor cuando realmente no lo eres.

El síndrome del impostor es sentir que no eres digno de reconocimiento y que estás engañando a la gente cuando no es así.

Esperamos no decepcionarte pero no vamos a entrar a detallar las características, los factores de riesgo, la prevención, etc. etc. Ni siquiera vamos a hablar del Síndrome del Impostor, aunque si queréis saber más de él solo tenéis que preguntar. Vamos a ver un efecto muy interesante y que se relaciona de manera muy divertida con todo esto. Digo divertida porque seguro que vas a identificar a personas de tu entorno en lo que te voy a describir a continuación.

EL EFECTO DUNNING – KRUGER

El efecto Dunning-Kruger es un fenómeno psicológico que debe su nombre a los psicólogos David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell (Nueva York, EE.UU.). Este efecto quedó demostrado en una serie de experimentos cuyos resultados se publicaron en The Journal of Personality and Social Psychology en diciembre de 1999.

El efecto Dunning-Kruger se describe así: las personas con escaso conocimiento tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas. Lo que llamamos… “el típico listillo”.

Este efecto se basa en los siguientes principios:

1. Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades.

2. Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer las verdaderas habilidades en los demás.

Ambos psicólogos ya habían investigado anteriormente sobre algo conocido, y es que la mayoría de la gente tiende a valorarse a sí misma muy por encima de la media, cuando es estadísticamente imposible. Es difícilmente comprensible que el 98% de los catedráticos de Universidad, según un estudio, esté convencido de que trabaja mejor que los demás.

Los profesores Kruger y Dunning diseñaron un experimento consistente en medir las habilidades intelectuales y sociales de una serie de estudiantes y pedirles una posterior evaluación. Una vez finalizados los test, los resultados fueron reveladores:

– Los estudiantes más brillantes, muy superiores a sus compañeros, estimaron que estaban por debajo.

– Los estudiantes mediocres se consideraron por encima de la media.

– Los estudiantes rematadamente malos se mostraron convencidos de estar entre los mejores: de hecho, cuanto más inútil era el individuo, más seguro estaba de que hacía las cosas bien.

Según la doctora Kruger, los más incompetentes sufrían un doble agravio: “no sólo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello”.

Ya lo decía Charles Darwin: “La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento”.

¿Te suena alguien cercano?. ¿Alguien de tu familia?. ¿Quizás de tu trabajo?. Probablemente sí. “Disfrútalo” desde esta nueva perspectiva. Ahora ya sabes que probablemente el “dime de qué presumes y te diré de qué careces” tiene toda la verdad que llevan muchos de nuestros refranes.

Y además fíjate en la siguiente paradoja: cuando tú sientes el Síndrome del Impostor (recuerda: sentirte incompetente), es posible que estés demostrando justo lo contrario, competencia.

No seas demasiado autoexigente y disfruta de tus logros. Aquellos que pasan por el efecto Dunning –Kruger lo hacen todos los días y sin ningún motivo.

Y si por alguna razón te cuesta digerir todas esas emociones… recuerda que aquí podemos acompañarte a lograrlo.

¿SÍNDROME POSTVACACIONAL? MEJOR LLÁMALO ADAPTACIÓN

Estamos acostumbrados a oír hablar del síndrome postvacacional pero… ¿realmente existe este síndrome? Vamos a ver diferentes cuestiones relacionadas con esto.

La psicología utiliza la palabra síndrome para englobar varios síntomas psicológicos que suele aparecer simultáneamente ante determinadas circunstancias o características personales. Se supone que de esta manera puede abreviar y dar mayor eficacia a la comunicación entre profesionales. Sin embargo, como toda generalización supone perder los detalles y las diferencias individuales. Además, promueve una actitud más pasiva en el afrontamiento de este periodo del año. “Qué pereza ir a trabajar. Será el síndrome postvacacional, iré amargado y ya está”.

Incluso podemos verlo en los medios como “depresión o estrés postvacacional”, lo que nos añade la carga que estas palabras suponen en nuestra mente. Tanto “depresión” como “síndrome” como “estrés” nos suenan a algo clínico, enfermedad, problema… vamos una losa que se nos echa encima difícil de quitar.

Tanto “depresión” como “síndrome” como “estrés” nos suenan a algo clínico, enfermedad, problema.

Según la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés: Estrés (o síndrome, o depresión) postvacacional son términos que hacen referencia al proceso de estrés que tenemos que afrontar tras las vacaciones, para readaptarnos de nuevo a las obligaciones laborales (o escolares), al cambio de estilo de vida que supone, etc. Son términos surgidos de manera popular. No existe un consenso de especialistas que haya definido el síndrome postvacacional”.

Los síntomas suelen describirse como: insomnio, falta de concentración, sentimientos frecuentes de tristeza o falta de motivación por las tareas, sensaciones de ansiedad alta, etc. Todo ello es muy lógico si pensamos en lo que supone volver a la actividad laboral tras un tiempo (mínimo 10 días de vacaciones para que sea significativo el tiempo de cambios de rutina) en el que los horarios de sueño se han modificado, la sensación de obligación, prisa se han reducido, la concentración se ha dirigido a focos diferentes a las tareas laborales, hemos pasado mayor tiempo en casa o en familia, etc.

El cuerpo y mente necesitan un proceso de adaptación a estos cambios. Nos parece, por tanto un termino mucho más útil mentalmente el de adaptación postvacacional. No tiene connotaciones negativas, es algo pasajero y hasta positivo. Adaptarse a algo conlleva un aprendizaje para la mente, y es realmente lo que supone la vuelta a la actividad laboral.

Adaptarse a algo conlleva un aprendizaje para la mente, y es realmente lo que supone la vuelta a la actividad laboral.

Intentemos vivirlo como un proceso afortunado, ya que si el cuerpo se ha deshabituado a trabajar es porque ha tenido suficiente descanso. Probemos a vivirlo como un periodo de cambio en el que podemos aprovechar para evaluar lo que motiva y no motiva de la vuelta a la rutina. Es decir, pararnos a analizar nuestra situación laboral para ser conscientes de lo que nos motiva de volver y disfrutar más de ello. Por ejemplo, la relación con algun@s compañer@s que nos aportan en la parte personal o laboral, el tiempo de transporte que aprovechamos para escuchar música, etc.

Pero también, mediante lo que más nos desmotiva de la vuelta, podemos descubrir lo que nos sobrepasa o carga a lo largo del año. De este segundo listado habrá circunstancias, tareas, condiciones de trabajo que, aun así decidamos mantener ya que modificarlas supondría objetivamente mayor perjuicio para nosotros. Por ejemplo, el horario, los turnos etc., pero nuestra empresa no contempla otras opciones y como me compensa actualmente por otras condiciones, pues decido seguir con ello.

Lo interesante sería llegar a la tercera lista de las que me resultan especialmente desagradables, incluso que, anticipando que hay que volver a ellas tras las vacaciones, tengo sensaciones de ansiedad claras. Entonces puedo dedicar tiempo a buscar alternativas para cada una de ellas. Para ello necesitamos mucha creatividad, a veces un pequeño cambio que no se nos había ocurrido o que parecía raro nos haga posicionarnos de otra manera. Por ejemplo, trabajo de cara al público y estoy desgastada del trato con las personas, me desagrada y sé que no lo estoy controlando bien. Quizá puedo formarme o leer sobre algún aspecto nuevo de habilidades de atención al cliente que me aportará nuevas herramientas y motivación a mejorar mis competencias profesionales.

El periodo de adaptación postvacacional puede durar unas dos o tres semanas por lo que a lo largo de ellas puedo ir reflexionando sobre estas listas y progresivamente ir tomando decisiones sobre ellas.

Por ultimo: Ánimo y confianza en nuestros mecanismos naturales de adaptación, funcionan realmente. Lo que los primeros días se nos hace un mundo, una vez adquirido de nuevo el hábito se realiza automáticamente. Si necesitas ayuda profesional para afrontar esta adaptación, puedes consultarnos tu situación y te aconsejaremos según tu caso, sin compromiso alguno.

¿DECISIONES PRECIPITADAS? 5 FORMAS DE AYUDARTE A TOMARLAS EN EL MOMENTO ADECUADO

Llega el verano y con él ese momento en el que decidimos que, ya que vamos a descansar de nuestra rutina diaria, quizás es el mejor momento para empezar a tomar decisiones sobre todas esas cosas que nos han estado revoloteando por la mente y que nos tienen intranquilos.

Y quizás como planteamiento podría ser correcto pero, no siempre será el mejor momento para tomar las decisiones. A veces, es bueno parar, desconectar también de esos pensamientos que nos han atormentado porque quizás, al dejar de tener nuestras rutinas, tomemos decisiones precipitadas porque esos pensamientos son más persistentes al tener mas tiempo para hacerles caso y, al querer desprendernos de ellos, no lo gestionemos de la mejor manera

Pero tranquilos, no se trata de procrastinar de manera completa. Se trata de darle distancia emocional a esas cuestiones para poder afrontarlas sin distorsiones. Y por eso te proponemos estos 5 consejos.

1 Deja para mañana lo que no puedas gestionar correctamente hoy

Sin más, no pasa nada por parar. Ya sabemos que eso que nos reconcome por dentro nos genera malestar. Que hay cosas que quieres que tengan cambios y que te cuesta que no se den o no sepas como hacerlo. Pero también es cierto que cuando algo nos atormenta en exceso puede hacerlo de forma distorsionada. Que las emociones desagradables que nos generan no sepamos gestionarlas y no distingamos los pensamientos que nos llevan a ellas. Y de ese modo tomar decisiones puede convertirse en un acto impulsivo, nada meditado y que al poco tiempo se convierta en otra cuestión a gestionar.

Cuando algo nos atormenta en exceso puede hacerlo de forma distorsionada. Que las emociones desagradables que nos generan no sepamos gestionarlas y no distingamos los pensamientos que nos llevan a ellas.

Así que no pasa nada porque abandonemos esos pensamientos, temporalmente eso si, no os atormentéis pensando que estáis evitando las cosas. Lo importante es tener claro que solo le estáis dando esa distancia momentánea. Fijad un mejor momento para trabajarlo y poder gestionarlo de una manera más calmada.

2 Mens sana in corpore distraído

Si estamos en la cama y nos duele el cuerpo de estar en la misma posición nos movemos para cambiar de lado. Si me molesta la luz busco la manera de eliminar la fuente que la emite. Al igual que en esas situaciones, si algo está atormentando mi cabeza por mucho rato y emocionalmente no soy capaz de gestionar las distorsiones que me llevan a ese tormento lo mejor es que distraigamos a nuestra cabeza. Y el verano invita a poder encontrar millones de formas de hacerlo. Coge un buen libro y vete a la playa o a la piscina con él, nada y déjate llevar por la sensación del agua fresca en el cuerpo cuando hace calor, sal con amigos o incluso buscad entretenimientos como juegos, actividades acuáticas… ¿O acaso no sois capaces de recordar la sensación agradable al jugar a las palas en la playa o saltando sobre las olas? Esa sensación puede ayudar a apaciguar y dar esa distancia que necesitamos.

3 Lápiz y papel complemento perfecto

Está claro, por mucho que nos distraigamos no ha desaparecido aquello que nos tiene intranquilos. ¿Y qué hago si no puedo estar siempre evitándolo? Bueno, pues démosle su espacio. Dejemos que se exprese de algún modo. Y qué mejor que le demos cabida que en un sitio donde podamos volver a revisar lo que nos está diciendo más adelante, con más distancia, con la posibilidad de poder analizarlo sin distorsiones. Escribamos eso que sentimos, plasmemos eso que pensamos y de dónde viene. Dejemos que se exprese y una vez que lo haya hecho sigamos con el descanso.

Escribamos eso que sentimos, plasmemos eso que pensamos y de dónde viene. Dejemos que se exprese y una vez que lo haya hecho sigamos con el descanso.

4 Todo tiene su fin

Lo decían “Los Módulos” (o “Medina Azahara” en su versión de la misma canción) pero “Todo tiene su fin”. Y hay que tener planificado que hay un momento para gestionar esas cuestiones que nos tienen intranquilos. No podemos evitarlo eternamente. Se trataba de ponerle una pequeña distancia para poder trabajarlo de la mejor manera y tomar las decisiones más adecuadas o al menos, mejor gestionadas. Pero no nos agobiemos. Planificar o poner fecha al trabajo de esto no es motivo para alarmarnos cuando se acerque el momento. Recordad que estaréis mejor preparados, con más descanso, con un espacio donde habréis podido tomar mejor conciencia de esas emociones e incluso las tendréis, si habéis hecho caso al consejo 3, escritas en algún lado. Será el momento de tomar decisiones. De entendernos, de conversar con nosotros mismos, de empatizar con lo que nos pasa y actuar para que esas emociones desagradables que nos estaban diciendo algo se tornen en lo que realmente eran, un aviso de que algo nos estaba moviendo por dentro y necesitábamos actuar.

5 No hay decisión mal tomada sino no tomada.

Bueno, no siempre es el caso, pero si es un mantra a tener en cuenta. La inacción si es una indecisión y por tanto si queremos o buscamos cambios si no hacemos algo eso jamás ocurrirá. Y aquí surge la eterna pregunta que nos hace dudar… ¿y si no es la decisión adecuada? Pues lo descubriremos después, como todo, y tendremos que aceptar la responsabilidad de nuestra decisión. Y si no era lo más adecuado habrá que aceptar que nos equivocamos. Y habrá que gestionar eso pero… ¿acaso hay algún modo de saber qué va a ocurrir después? Seguramente habrá muchos factores que podamos tener controlados, pero también habrá otros muchos que no dependan de nosotros y por tanto se nos escapen. Puedo decidir irme de vacaciones a una zona en la que no suele llover aunque tengo una oferta estupenda en otra en la que si lo suele hacer porque, por norma general eso siempre suele ser así y prefiero que me haga buen tiempo. Y llega el momento de las vacaciones y resulta que la semana que me voy llueve en el sitio elegido mientras que en el otro no. ¿Me equivoqué? Si. ¿Tenía forma de saberlo cuando lo reserve? Seguramente no. Hasta que no ha ocurrido no podíamos saberlo. Por eso no nos preocupemos en exceso. Los “¿Y si…?” pueden ser muchos y el estar pensando en ellos continuamente lo único que consiguen es que nos preocupemos antes de que pasen y si pasan, después de nuevo. Pero si no ocurren nos hemos generado una preocupación previa que era innecesaria y que nos ha generado malestar e intranquilidad. Ya habrá tiempo de ocuparnos de lo que pase.

La inacción si es una indecisión y por tanto si queremos o buscamos cambios si no hacemos algo eso jamás ocurrirá.

Y recordad como siempre, si necesitáis de todos modos ayuda para gestionarlo pedidla. Nosotros estaremos encantados de poder acompañaros en lo que necesitéis.

CLAVES PARA PREPARARNOS EL VERANO EN FAMILIA

Como cada verano, al llegar las vacaciones escolares de los hij@s, las rutinas familiares cambian y toca reorganizar horarios y tareas. Si ya hemos conseguido el primer paso que es conjugar campamentos urbanos, horarios laborales de los progenitores y vamos a pasar más tiempo en familia, nos quedaría la tarea de asegurarnos que ese tiempo va a ser de disfrute y con menos malestares que en la rutina del curso.

Por ello, es importante, PREVENIR. Antes de vernos apagando fuegos porque las tareas no están hechas, los horarios de comidas son un caos, o nos agobia pensar que nuestr@s hij@s “están desaprovechando el verano”, merece la pena pararnos a pensar cómo podemos organizar los diferentes ámbitos de la vida familiar, de manera que todos podamos relajarnos en las vacaciones.

Vamos a ver algunos de estos ámbitos a tener en cuenta:

OCIO Y TIEMPO LIBRE

Hay que entender que el tiempo libre es de su disfrute y pueden dedicarlo a lo que quieran (aunque nos cueste), siempre que no pongan en riesgo su salud o la de los demás. Es decir, si hemos pactado con un adolescente que después de comer tiene un tiempo de uso del móvil, no repetirle cada vez que le veamos así: “Ya estás otra vez con el móvil, no haces otra cosa, con lo bien que estarías en la piscina…”.

También podemos acompañarles a descubrir sus intereses y fomentar que piensen actividades o dedicaciones nuevas.

Actividades familia

Los objetivos del ocio saludable del niñ@/adolescente han de ser: disfrutar, sentirse bien con uno mismo, descubrir aficiones, conocer gente, evadirse de sus problemas, etc.

El ocio no puede ser impuesto o suponer una fuente de malestar para ellos, igual que para los adultos. No pensar que sus gustos van a ser los mismos que los nuestros.

Aquí deberíamos tener en cuenta el uso de pantallas, redes sociales… Pero, esto es un tema amplio al que dedicarle más tiempo- Aun así ya sabes que puedes contactar con nuestro equipo para cualquier duda en este sentido. Solo un apunte: en vacaciones puede aumentarse el tiempo de uso de dispositivos con respecto al tiempo de curso escolar. Estos tiempos en la infancia y primera adolescencia (hasta los 14 años aproximadamente) tienen que estar acotados y pactados previamente. Si durante el curso se han respetado, pueden aumentarse para seguir aprendiendo juntos la manera de utilizarlos adecuadamente.

TAREAS DEL HOGAR

Hay que delimitar claramente qué se espera de ellos en cuanto a trabajo en casa. Los que tengan sus tareas claras, mantenerlas o iniciar una organización de tareas veraniegas si disponen de más tiempo. El verano puede ser un buen momento para que los que no tienen responsabilidades en las tareas de casa se inicien en ellas. Podremos dedicarles más tiempo para enseñarles en sus primeras tareas, para luego dejar que sea su responsabilidad.

Métodos que suelen funcionar son: horarios o tablas con tareas y encargados de ellas, contratos con beneficios que pueden conseguir cumpliéndolas, programar las tareas previas a los tiempos de ocio… Sobre todo es importante dedicar tiempo a hacerles partícipes de la organización y ser flexible con sus propuestas para que se impliquen en el proceso de organización.

Es importante dedicar tiempo a hacerles partícipes de la organización y ser flexible con sus propuestas para que se impliquen en el proceso de organización.

Tareas del hogar

¿Y si no se cumplen las tareas a las que se han comprometido? Pues hay que tener previsto qué hacer en esos casos, acordarlo y ser consecuente con ello.

TAREAS ACADÉMICAS

Como regla general podemos aconsejar ceñirnos a las pautas que su referente educativo haya dado a cada alumn@. Es decir, si han aconsejado reforzar algunas áreas en concreto en las que el niñ@/adolescente tiene especial dificultad, tendremos unas tareas específicas para nuestro hij@. Si han dado recomendaciones generales para toda la clase, lo mismo.

¿Y si no las tenemos? En ese caso nos limitaremos a las tareas escritas o material educativo que ell@s quieran asumir.

Al igual que con las tareas de casa, mantener una conversación al inicio de las vacaciones dónde tengamos clara cuál va a ser su organización en cuanto a tareas escolares.

En este caso, preguntar primero cómo tienen pensado organizarse, ya que debemos transmitirles que los estudios son su responsabilidad, aunque nosotros nos aseguraremos de que la cumplan.

Debemos transmitirles que los estudios son su responsabilidad, aunque nosotros nos aseguraremos de que la cumplan.

  • El plan de estudio que les ayudemos a construir ha de ser personalizado, realista, concreto y por escrito. Es útil fijar momentos concretos en que puede ser más apropiado y menos costoso. Por ejemplo: Periodos del verano en los que permanezcamos en nuestra vivienda habitual, y el tiempo de vacaciones en otras residencias que esté libre de tareas académicas.
  • Momentos del día en que tengan menos planes, tras el desayuno o la comida, por ejemplo.
  • Es bueno que sea más o menos rutinario y delimitado, necesitamos como familia un tiempo sin pensar en las obligaciones y eliminando los mensajes sobre los deberes y el estudio de nuestras conversaciones. Como por ejemplo, “¿cuando te vas a poner a repasar matemáticas?”, repetidamente durante el verano.
  • Si detectamos que nuestr@s hij@s han acabado el curso “saturados” de tareas, presión por el rendimiento, horarios fijos, etc; es mejor no seguir forzándoles. Dejarles descansar un tiempo y ofrecerles formas alternativas de practicar algunos contenidos. Por ejemplo, si están empezando a escribir, asignarles tareas como escribir la lista de la compra, jugar a bibliotecas y escribir los títulos de los libros…
  • Como en el ámbito del ocio, acompañarles a buscar formas de aprender alternativas, visitar bibliotecas, museos, juegos de mesa o aplicaciones de pasatiempos tradicionales.
  • El objetivo principal de las vacaciones es que comiencen el curso siguiente con la mayor motivación por aprender y seguridad en sus capacidades posible.
HORARIOS

Vale, ya lo sabemos, los adolescentes suelen reclamar mayor libertad para salir, levantarse tarde… y esto suele ser fuente de discusiones. Lo más pequeños pueden tener mas planes con amigos o familiares. Es importante en estos casos que entendamos estas peticiones desde su edad y momento evolutivo. El entenderles y flexibilizar horarios con respecto a estudiar no significa que no delimitemos los tiempos para seguir cuidando los hábitos.

Es importante preservar los momentos importantes para cada familia: comida o cena juntos, actividades de ocio compartidas, actividades de ocio de los progenitores, etc. Evitar la sensación de depender nuestros momentos libres de sus horarios y planes de ocio todo el tiempo. A fin de cuentas las vacaciones también son en familia y debemos acercarnos todo lo posible a que las necesidades de ocio/descanso de todos están cubiertas.

Estamos a vuestra disposición para resolver dudas sin compromiso, puedes solicitarnos algunas sesiones de asesoramiento en la labor educativa o consultarnos tu caso particular.

Bja autoestima

CÓMO LA TERAPIA CAMBIÓ MI VIDA. UNA EXPERIENCIA PERSONAL

Puede que haya un momento en tu vida en el que tu cabeza haga “clic” y algo en ti cambie a partir de ese momento. Y si ese “clic” además viene acompañado de muchas cosas que van apareciendo por tu cabeza y que vas dejando pasar o no les das la importancia adecuada puede que llegue a explotar por algún lado.

Y ni siquiera muchas veces en ese instante te das cuenta de que necesitas la ayuda de un profesional de la psicología, no porque no tengas claro que es una gran ayuda… sino porque no sabes interpretar correctamente esos pensamientos o vocecita crítica como lo que es. Y si te identificas con esto hasta aquí, ¡enhorabuena! puede que esta experiencia personal te ayude.

Llegó un momento en el que tenía una vocecita, un pepito grillo que no paraba de decirme en muchas circunstancias de mi vida cosas tan maravillosas como lo inútil que podía ser, lo mala que era mi vida, lo poco que iba a conseguir… y para evitar ver todas esas cosas y lo horrible de mi existencia buscaba evadirme, evitar gestionar todo lo que me ocurría y refugiarme en cualquier cosa que no tuviera relación con mi vida.

Pero todo puede tocar fondo y llegó ese día. Y de la peor manera. Y aun así a día de hoy no dejo de agradecer que llegara. Y en ese momento es cuando me vi “obligado” a buscar esa ayuda. Y descubrí que podía hablar de lo que me ocurría, y que había alguien que me estaba escuchando, que había alguien que tenía compasión y empatía en lo que le contaba, que me iba ayudando a reflexionar sobre todos esos pensamientos que, aunque no dejaba de tenerlos, poco a poco me iba replanteando sobre lo distorsionados que podían ser. Y ese alguien que me escuchaba, que me abrazaba en lo que me ocurría y que me iba ayudando poco a poco a identificar lo que sentía, cómo lo sentía, de dónde venía y lo que me decía esa emoción, cada vez lo iba identificando más y más como la persona más importante de mi vida.

Ayuda

Y si has llegado hasta aquí pensando que ese alguien era mi psicólogo, entonces deberías replantearte leer de nuevo todo. Porque ese alguien que identifico como la persona más importante de mi vida es el mismo que me decía lo inútil que era, lo mala que era mi vida y lo poco que iba a conseguir en ella. Y dejó de decirme eso, aunque vengan pensamientos similares a los de antes para decirme lo mucho que me quiere. Y ese alguien era yo mismo. Y ese día llega.

Y aquí vendrá vuestra pregunta… ¿entonces el psicólogo? Tal como yo lo viví, el psicólogo tiene un papel muy importante, para guiarte en ese descubrimiento, en ese trabajo que vas a realizar sobre ti mismo. Tiene la función de orientarte, de hacerte hablar, de expresarte, de poner nombre a las cosas. Tiene la función de ponerte en contacto contigo mismo y de moderar esa comunicación. Sin su figura es posible, en circunstancias similares, que tu vida mejore algo porque el tiempo pasa y las circunstancias cambian, pero volverías a revivir lo mismo, porque, a fin de cuentas, con quien seguirías conviviendo es contigo y en ese momento, no quieres hacerlo.

Y otra pregunta del millón… Vale, ¿si lo que me pasa a mí no tiene nada que ver con todo esto? Da igual, sea por lo que sea has leído todo esto porque te estás planteando que necesitas ayuda por algo que te pasa. Y si es así… mi recomendación no puede ser otra: deja de pensarlo, hazlo. Ya estás mal por algo, buscar la opción de lo que te haga mejorar siempre será la correcta.

Eso sí, desde mi experiencia, es importante que esa misma escucha compasiva, empática, en un ambiente cercano, que te invite a seguir hablando y soltando todo lo que tienes dentro… la encuentres en tu psicólogo. A fin de cuentas, va a estar presente en todas tus conversaciones, es importantísimo no sentirte juzgado en ellas por ninguno de los interlocutores, ni tú mismo ni tu guía. Por eso es tan importante esa elección.

Yo lo encontré y creo que siempre estaré agradecido por ello. La salud mental es esencial, prioritaria. Hay que cuidarla.

Sexualidad adolescencia

AMOR, SEXO, AFECTO…¿DE QUÉ HABLAMOS? 2ª PARTE

Está claro, nos preocupa y nos genera muchas dudas cómo afrontar el acompañamiento a la sexualidad en la adolescencia de nuestros hijos. La única regla clara que podemos transmitir a nuestros adolescentes sobre cómo vivir la sexualidad, es que cada uno tiene que encontrar su manera individual de vivirla, que le haga ser feliz y sentirse a gusto consigo mismo. Cada persona ha de buscar el equilibrio entre sus deseos, necesidades, personalidad, convicciones morales, prevención de riesgos y respeto a la manera de vivir la sexualidad de los demás.

¿QUÉ PODEMOS HACER COMO PADRES PARA QUE PUEDAN ENCONTRAR ESTE EQUILIBRIO POR SI MISMOS?

Lo primero es naturalizar y desmitificar los cambios físicos, las primeras eyaculaciones en los chicos, la primera menstruación en las chicas… Estos son hechos que les sorprenden y asustan, provocándoles sentimientos contradictorios. Por ello, si previamente se les ha dado la información adecuada y saben cómo actuar, les reduciremos la incertidumbre. No tenemos que confiar en que esta formación la van a recibir en el colegio o de los amigos, ya que en la mayoría de los casos no es así o pueden recibir una información parcial y no adaptada a la realidad.

Acompañamiento sexualidad

 

Esa información fiable que necesitan y no encuentran, suele llegarles a través de los medios de comunicación o redes sociales, con lo que obtienen una imagen muy distorsionada de la sexualidad, basada una vez más en el físico y que se reduce al coito o la genitalidad. Ignorando muchos aspectos importantes del hecho sexual humano. Para asegurarnos que obtienen la información necesaria, es imprescindible que nos mostremos abiertos a cualquier pregunta que tengan (nos sorprendería la cantidad de dudas básicas que tienen los adolescentes actuales sobre la sexualidad). Acompañarles a buscar esa información en libros o publicaciones científicas o didácticas que pueden ayudarnos mucho, acudir a centros públicos especializados.

Esa información fiable que necesitan y no encuentran, suele llegarles a través de los medios de comunicación o redes sociales, con lo que obtienen una imagen muy distorsionada de la sexualidad

Algunas familias piensan que el dar mucha información sobre sexualidad a sus hijos/as les “anima” a precipitar sus primeras relaciones sexuales. Sin embargo, la necesidad, curiosidad… por las relaciones de pareja es algo natural y propio del proceso madurativo, que está en la sociedad y les va a llegar de todas formas por otros medios que, como hemos dicho, no siempre van a ser los más adecuados.

¿QUÉ PREOCUPACIONES SUELEN TENER LOS ADOLESCENTES CON LA SEXUALIDAD?

La primera es “la importancia de la primera vez”, el mito de la virginidad sigue existiendo en los chicos y chicas, y muchas veces se sienten presionados por “perderla”. Hay que transmitir una idea de sexualidad que no se base sólo en la penetración, hay muchas formas de contacto sexual que puede ser muy placentero para ambos miembros de la pareja, implicando también afectividad, comunicación de los deseos de cada uno, intimidad y que puede entrañar menos riesgos que la penetración. Además, deben tener claro que cada persona tiene un proceso y unos ritmos diferentes en el desarrollo sexual, deben hacer respetar su propio proceso y tener las habilidades necesarias para mantener su opinión y respetar la del otro. La sexualidad es también confianza, respeto, comunicación y sin estos componentes cualquier contacto sexual puede ser negativo.

Diversidad sexual

 

La identidad y la orientación sexual, que se están consolidando en esta etapa, suelen ser a veces fuente de dudas. Como en el resto de cuestiones, a los padres y educadores nos toca acompañar en el proceso, siendo conscientes que las decisiones últimas están en ellos/as y que nuestro papel es orientar y dotarles de herramientas emocionales para que tomen estas decisiones de manera madura y reflexionada. Sobre todo, respetaremos en todo momento sus sentimientos y dudas, que para ellos/as son muy importantes en esta etapa de su vida. Algunos chicos/as incluso confunden ambos términos o creen que son dependientes. Por ejemplo, un chico que tenga características físicas de chico, pero se sienta mujer (transexual) puede orientar su deseo hacia hombres (siendo heterosexual) y hacia otras mujeres (siendo homosexual), con lo que identidad y orientación sexual son independientes. Esto les lleva a veces a tener miedos y dudas propias de la desinformación o a burlarse de compañeros/as que puedan tenerlas.

A los padres y educadores nos toca acompañar en el proceso, siendo conscientes que las decisiones últimas están en ellos/as y que nuestro papel es orientar y dotarles de herramientas emocionales para que tomen estas decisiones de manera madura y reflexionada.

educación reproducción

Puede ayudarles también en este proceso, cualquier información relativa a la anatomía genital masculina y femenina, para una correcta higiene, para la adecuada utilización de los métodos anticonceptivos, para la detección de enfermedades relacionadas con estos órganos… Es fundamental que tengan claro a su vez los ciclos reproductores de chicos y chicas (muchísimos adolescentes y jóvenes, tienen ideas equivocadas sobre qué es la menstruación, qué se expulsa en ella, en qué etapas del ciclo se es más fértil…). Si no dominan estos conceptos básicos, es muy difícil que puedan decidir libre y reflexivamente la conveniencia o no de una relación sexual determinada, el método anticonceptivo más adecuado a sus circunstancias, los riesgos que entraña cada método, etc.

También el conocimiento de las diferentes enfermedades de transmisión sexual, y las posibilidades de verse afectado por ellas o las maneras de evitarlas, les llevará a sentirse más seguro de sus elecciones y a eliminar el miedo hacia ellas, que siempre es irracional y nos hace actuar sin pensar.

Además de toda esta información práctica, es fundamental que asimilen que el mejor método de protección es la cabeza. Es decir, si están informados, confían en sí mismos y en su pareja, tienen habilidades para comunicar sus gustos y preocupaciones, podrán tomar decisiones más responsables.

El proceso de madurez sexual es un reto, tanto para los adolescentes como para las personas que nos interesamos por ellos. Está en nuestras manos participar en él y aprender de la situación enfocándola como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.

Y como siempre, si necesitas información o ayuda, no dudes en contactar con nosotros en info@psicoalcala.es.